Llega un nuevo hongo más letal para salamandras y tritones

A la gran amenaza que están sufriendo nuestros anfibios con el hongo de la quitridiomicosis, que está propagando la enfermedad por todo el planeta y que desde hace algunos años está diezmando sus poblaciones, se suma ahora un pariente suyo, aún más letal según los expertos, y específico de los urodelos, nuestros anfibios con cola. «En vista de su virulencia y el hecho de que parece tener una amplia gama de huéspedes, se teme que podría devastar las poblaciones europeas de tritones y salamandras», detalla en su ficha descriptiva el Compendio de Especies Invasoras (CABI).

Valga como ejemplo que es el causante de que las poblaciones de la preciosa salamandra de fuego del sur de los Países Bajos se hayan reducido hasta en un 99,99%, lo que supone un dato tan demoledor como alarmante, y que pone sobre aviso de su capacidad destructiva. En concreto, «se calcula que en Europa se podrían perder hasta 44 especies, y la cifra es aún mayor en América, que contienen la fauna de salamandras más rica y diversa del mundo», según la misma fuente.

Y es que el nuevo hongo ya ha arrasado también varias poblaciones de salamandra común en Holanda y Bélgica, cuenta Jesús del Río, coordinador regional del Programa de Conservación de Anfibios de la Junta de Andalucía, quien está alerta de la existencia de este patógeno que se identificó por vez primera en 2013, precisamente debido a una dramática disminución de la población de esta especie en los Países Bajos, según la ficha de identificación del patógeno de la Organización Mundial para la Salud Animal (OIE).

El nombre del hongo, Batrachochytrium salamandrivorans, hace, como se intuye, referencia a su preferencia por las salamandras, a las que destruye la piel en una infección de rápida evolución que lleva a la muerte. El patógeno es un parásito de las células epidérmicas, que provoca ulceraciones cutáneas y degradación significativa de la piel seguida de deterioro de las funciones vitales de ésta -órgano fundamental en los anfibios- y la muerte en dos o tres semanas.

Del Río señala que, a diferencia del hongo que ya conocían hasta ahora (el Batrachochytrium dendrobatidis), de por sí muy peligroso pero que en la Comunidad Autónoma andaluza está por el momento bastante contenido, este nuevo agresor no es tan dependiente de la humedad, que era el punto más débil del anterior agente infeccioso. «Lo peligroso de este hongo es que tiene dos tipos de esporas, las normales móviles como el que conocemos, y esporas de resistencia», repasa entre sus notas el experto. El hongo anterior no tiene estos corpúsculos. «Parece ser que estas esporas sí son resistentes a la sequía y, por tanto, puede ser aún más problemático», añade, detallando que éstas pueden aguantar mucho tiempo en en suelo, no por un lapso indefinido, pero sí hasta 200 días, y que comparten con las anteriores esporas que tampoco son depredadas.

Todo apunta, pues, a que Batrachochytrium salamandrivorans «es más letal», aunque «los datos que tenemos ahora son aún muy iniciales», reconoce Del Río.

Se sabe, por ejemplo, que no coloniza la piel de las salamandras a temperaturas superiores a 25°C y que tiene 14 especies de anfibios susceptibles. Se conoce que ha penetrado ya en Bélgica y Alemania, país éste en el que, al igual que el Reino Unido, se ha detectado en poblaciones de urodelos cautivas. Y que su origen probable está en el sudeste de Asia, donde infecta a las salamandras nativas sin causar una enfermedad significativa, de forma que esta área que podría actuar como reservorio de enfermedad, como cita el documento del OIE.

El hongo no está aún en España (VER EDICIÓN ABAJO), pero «es complicado evitar que llegue, con el tránsito tan grande de personas, vehículos y especies, y sobre todo con esas esporas que pueden quedarse en el terreno, el suelo o en cualquier objeto», teme Del Río. Al respecto, el texto del OIE advierte que «se estima que el comercio internacional de salamandras y tritones es el principal responsable de la propagación mundial de B. salamandrivorans», y el documento de CABI previene contra la importación de salamandras asiáticas, además de extremar los atención frente a escapes así como los cuidados en la gestión de las aguas residuales y limpieza de equipos usados en cautividad o en las visitas a zonas de riesgo.

Ante esta situación, asegura el técnico andaluz, lo importante en estos casos es la detección precoz, algo que desde la Junta se practica con el anterior hongo y que está funcionando bastante bien: «si lo detectamos en los primeros estadíos cuando ha colonizado una fuente o una charca, y si lo tratamos lo antes posible desecándola o desinfectándola, podremos evitar que se propague". Sin embargo, juega en su contra el hecho de que al tratarse de un hallazgo tan reciente, los laboratorios españoles no disponen todavía de material genético del hongo con el que se pueda contrastar en una prueba de laboratorio.

Así las cosas, los anfibos se enfrentan a una amenaza real, seria y en expansión que viene a agravar su ya delicada situación global de declive. No en vano están considerados como el grupo de vertebrados más amenazado del planeta. Una fauna esquiva y todavía misteriosa, que es clave en nuestros paisajes, donde conectan distintos niveles redes tróficas, promueven la retención y fijación de la hojarasca, contribuyen a la calidad y dinámica del suelo, cooperan en la liberación lenta de carbono, aumentan la biodiversidad y son indicadores para la salud del ecosistema. Si faltan los anfibios, enmudecerán sus cantos que adornan el atardecer y con ellos se irán sus valiosos servicios ecosistémicos.

EDICIÓN: A raíz de esta publicación, hemos conocido que Batrachochytrium salamandrivorans ya ha sido detectada en España. Una investigación liderada por David Lastra González ha encontrado el patógeno en cinco poblaciones silvestres de tritón palmeado (Lissotriton helveticus) en Cantabria y Asturias. Los casos positivos se encontraron en un área aislada «y con poblaciones humanas remotas». En concreto «se encontraron cuatro casos en bebederos para ganado ubicados a 150–1.000 metros sobre el nivel del mar, y un caso se encontró en un estanque en un jardín privado, a 30 kilómetros del caso registrado más cercano». Los autores no encontraron casos positivos del hongo en ubicaciones consecutivas durante nuestro monitoreo. El hallazgo se recoge en la revista Enfermedades infecciosas emergentes - Emerging Infectious Diseases, donde Lastra, adscirto a la Universidad Checa de Ciencias de la Vida (Praga, República Checa) es el primer firmante del artículo científico publicado el pasado mes de julio. Este trabajo confirma que «la distribución del hongo quítrido Batrachochytrium salamandrivorans continúa expandiéndose en Europa» y pone de relieve el gran nivel de prevención que hay que adoptar para evitar su propagación.

   
De arriba a abajo: salamandra común, salamandra de fuego y tritón alpino. Imágenes: Pixabay.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.