José María Egea, catedrático de Botánica en la UMU

“La transición a la agroecología es la gran solución para el Mar Menor”


José María Egea muestra los resultados de un trabajo de recuperación de semillas de crucíferas (col, coliflor, brócoli, kales,...) en el Servicio de Experimentación Agraria de la UMU. Foto: cortesía de J. Mª Egea.

“El tránsito hacia la agroecología en el entorno del Mar Menor es urgente, necesario e inaplazable, si queremos garantizar tanto la protección, conservación y, en su caso, restauración de la laguna y su cuenca, como el derecho a existir como ecosistema”, defiende José María Egea, catedrático de Botánica en la Universidad de Murcia, que ha organizado para este sábado, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Tierra, las jornadas ‘Madre Tierra’ en Los Alcázares, cuyo objetivo es impulsar esta visión para la salvaguarda del emblemático espacio regional.

“Ahora mismo se requiere un cambio de modelo. Porque en realidad seguimos haciendo lo mismo, mucho mejor, pero lo mismo. Y si seguimos haciendo lo mismo, seguiremos teniendo los mismos problemas” augura. Por eso, Egea apuesta por el modelo agroecológico, en el que la distribución y el consumo local son claves: “la agroecología es la gran solución. Pero es una transición en la que hay que ir paso a paso: primero optimizando lo que se está haciendo ahora –que sería la agricultura de precisión–; un segundo paso es la agricultura ecológica; y finalmente la agroecología, pero todo de forma paralela, conviviendo las tres alternativas”.

La agroecología, explica, es una ciencia que busca la sostenibilidad de todo el sistema agroalimentario. No se reduce sólo a las prácticas agrarias –es decir, mejorar la conservación del suelo y similar–, sino que se alinea con la sostenibilidad productiva y la agricultura ecológica pero implica también a la distribución y consumo de alimento, esto es: todo el sistema agroalimentario debe ser sostenible y entendido de forma holística, como un todo. Y en concreto, la característica que más define a este modelo es su respaldo de la corta distancia.

Para tener claros los detalles, precisa que la agricultura ecológica no hace alusión a todo el sistema agroalimentario, sino que hay un reglamento que hay que cumplir y que incluye aspectos como no usar pesticidas ni fertilizantes químicos de síntesis ni transgénicos. Da asimismo una serie de recomendaciones sobre cómo hacerlo, como el uso de setos, pero sin implicar una obligatoriedad. Y todo ello, dirigido a la producción, no a la distribución ni al consumo. A su vez, añade, están surgiendo otras alternativas como la agricultura regenerativa o la sintrópica, más ligadas igualmente al sistema productivo. “Todas las técnicas de unas y otras prácticas están incluidas en la agroecología. La agroecología lo que hace como ciencia es buscar leyes y normas técnicas que puedan rendir una agricultura sostenible desde cualquier punto de vista”.

La propuesta de Egea y su equipo “que se debería hacer pensando en el Mar Menor”, apunta, parte como mínimo de dirigirse en primer lugar hacia agricultura de precisión, “que no es la que a mí más me gusta, pero por lo menos es una agricultura tecnológica que va a optimizar el uso de insumos, utilizándolos en la mínima cantidad”, expone. Ésta sería la base del prolongado proceso de transición, en el que también habría que “respetar la legalidad vigente suprimiendo, por ejemplo, regadíos ilegales”. El siguiente paso sería la agricultura ecológica, “que no es que se puede realizar, es que se lleva realizando más de 30 años en el Mar Menor con la empresa Biocampo, y eso es una alternativa viable en cuanto a producción tecnológica”. El asunto es cómo incorporar a estas prácticas a quienes aún no se han sumado. Sobre este extremo, lo tiene muy claro: “Al resto de los agricultores se les puede convencer sólo de una manera, y es viendo que sus explotaciones son viables en el marco de la agricultura ecológica. Yo no creo que los agricultores, en modo alguno, quieran contaminar la laguna ni el medioambiente en general, quieren vivir de su trabajo. Por lo tanto, si los consumidores compramos productos ecológicos no creo que tuvieran mayor inconveniente en hacer una transición”, sostiene.

Agricultura ecológica de exportación

"Si los productores ven que van a vender sus productos, no tengo duda de que muchos de los que ahora mismo hacen agricultura convencional o ecológica destinada al mercado globalizado se sumarán al modelo agroecológico”.

De suceder así,” el paso a la agricultura ecológica supondría una sustitución de insumos, que no incluyen ya productos químicos, fertilizantes, pesticidas ni abonos químicos de síntesis, que son los que están generando la problemática en el Mar Menor”. Desde el punto de vista técnico ya se está desarrollando, hay más de 3.000 hectáreas en el Mar Menor donde se está haciendo agricultura ecológica, subraya. “Por tanto, ese modelo existe y es perfectamente viable. Lo que ocurre es que en su inmensa mayoría este producto está destinado a la exportación”.

Así pues, el siguiente escalón sería alcanzar el modelo agroecológico, que se enfoca en el circuito de proximidad. “Utiliza las prácticas y técnicas de la agricultura ecológica a la hora de producir, pero hay una apuesta importante por el mercado local. Y ahí es donde radica el problema: mientras que la agricultura ecológica sí que se está desarrollando y la gente está cada vez más concienciada en el uso de los productos ecológicos, se está fracasando en el hecho concreto de la compra de alimentos ecológicos en el mercado local. No hemos sabido incorporar a los consumidores locales, este sector no está estructurado y hay que hacerlo”, aboga. Pone a modo de ejemplo que algunas de las pocas iniciativas que se han puesto en marcha han fracasado “porque se han hecho insostenibles simplemente porque los consumidores no hemos apostado por ello”. Y las que se mantienen activas lo hacen en precario y están atomizadas. “No hay una estructura para organizar ese mercado y llegar de forma fácil a los consumidores para que puedan acceder a este tipo de productos”, lamenta. Baraja como solución introducir estos alimentos en los comedores escolares así como impulsar su empleo por parte de los restaurantes. “Si los productores ven que van a vender sus productos, no tengo duda de que muchos de los que ahora mismo hacen agricultura convencional o ecológica destinada al mercado globalizado se sumarán al modelo agroecológico”. “Y hay un potencial enorme: sólo con que un porcentaje de las personas que firmaron la ILP apostara por el consumo de productos locales del Mar Menor producidos por técnicas sostenibles desde el punto de vista agroecológico, se podría dar un vuelco perfectamente”, vaticina.

“Hay un potencial enorme: sólo con que un porcentaje de quienes firmaron la ILP apostara por el consumo de productos agroecológicos del Mar Menor, se podría dar un vuelco perfectamente”.

Además, entre los aspectos positivos añadidos, el modelo agroecológico conlleva un beneficio para el bolsillo del consumidor. Y es que el importe habitualmente más elevado de los productos ecológicos es uno de los elementos tradicionales que han impedido al usuario decantarse por este tipo de oferta. “Es el principal factor limitante y a lo que siempre se alude”, reconoce el experto. Sin embargo, “el precio de un producto ecológico dentro del mercado agroecológico se reduce bastante con respecto al ecológico porque nos quitamos los intermediarios. Hay una relación mucho más directa entre el productor y el consumidor, con lo que se puede rebajar muchísimo: todo el dinero que ahora se llevan los intermediarios se puede repartir entre productor y consumidores”, anima el investigador.

JORNADAS MADRE TIERRA

Las Jornadas Madre Tierra se celebran en el Ayuntamiento de Los Alcázares los días 21 y 22 de abril, con el objetivo de Establecer una serie de encuentros sectoriales relacionados con la producción y el consumo de alimentos, así como con la sociedad civil para que se impliquen de forma directa en la Transición Agroecológica de la cuenca del Mar Menor y, de esta forma, garantizar la supervivencia de la laguna.

     Contará con representantes de la Fundación Biodiversidad, la CARM, el CSIC-Cebas, COAG-IR, el Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica, la Fundación Desarrollo Sostenible, profesores de CEIP del entorno del Mar Menor, profesionales de la restauración, la Asociación Murciana de Restauración Cooperativa (Amureco), y agricultores de modelos agrícolas alternativos.

En relación a estos costes, alude también el profesor a que “habría que tener en cuenta cuánto está costando recuperar el Mar Menor. Todas las soluciones son muy costosas. Si se aplicara el principio de ‘quien contamina, paga’ el producto convencional sería mucho más caro que el ecológico”.

Un proceso a largo plazo

El escollo es que “va a ser un proceso muy lento y que requiere mucha formación, educación y perseverancia”. “La transición no puede ser rápida, no se puede desmantelar de un día para otro toda la infraestructura que hay en el Mar Menor, toda su estructura organizativa en cuanto a producción y distribución. Y el mercado no está estructurado de tal forma que se pueda hacer una rápida transición, no estamos preparados técnicamente para eso”, reconoce.

Para lograrlo, se requieren acciones prácticas imprescindibles y urgentes. La jornada de este fin de semana puede ser un buen elemento dinamizador para darlas a conocer. Entre las medidas iniciales, Egea destaca la necesidad de redactar un proyecto, con la participación de las administraciones locales y regionales, productores y consumidores, para diseñar unas estrategias alimentarias agroecológicas de ámbito municipal.

Asimismo es imprescindible promover una formación de campesino a campesino, visitando fincas que llevan ya mucho tiempo haciendo prácticas exitosas relacionadas con la agroecología. “Ahí es donde se puede aprender de verdad. No tanto en las aulas convencionales, ya que es prácticamente imposible introducir una disciplina de este tipo en las universidades o en la Formación Profesional, donde además no tendría sentido”, aclara. Se requieren formaciones, continúa, porque los propios agricultores no estarían preparados técnicamente para desarrollar esa transición. “Hay que tejer redes entre los productores…”, sopesa.

También habría que diseñar estrategias agroalimentarias en el ámbito municipal y regional para impulsar este modelo, establecer un código de buenas prácticas agroecológicas viendo lo que se ha hecho bien en estas décadas e implicar a la compra pública -restaurantes y sistema educativo- para promover estrategias más sostenibles.

El plazo, en todo caso, dependerá del apoyo institucional de la Administración. “Si no se implican las Administraciones y las organizaciones agrarias es muy difícil ir hacia un cambio de modelo”, advierte.

Y sabe bien de lo que habla. El catedrático lleva 20 años defendiendo este planteamiento. Su principal línea de investigación está relacionada con la Conservación de la Biodiversidad Agraria y con la Soberanía Alimentaria, y ha abordado en repetidas ocasiones la pérdida de variedades agrarias locales en todo el planeta. Su primera iniciativa al respecto fue un curso de promoción educativa de la Universidad de Murcia en 2003. De entonces a aquí, a través de la Red de Agroecología y Ecodesarrollo de la Región de Murcia (Raerm) han realizado acciones de todo tipo: jornadas, ferias, huertos urbanos, formación… “pero es un proceso muy lento”. Sin embargo, “que se acelere o no la supervivencia del Mar Menor dependerá de la puesta en marcha de un programa de Transición Agroecológica en la cuenca vertiente de la laguna. Y aquí, la transición agroecológica supone el paso de un sistema agroalimentario insostenible a sistemas ecológicamente sostenibles, económicamente viables, socialmente justos y culturalmente apropiados”, concluye.


Asociación precolombina (calabaza, maíz y judías) en una parcela de los Viveros Municipales del Mayayo (Ayuntamiento de Murcia). Foto: cortesía de J. Mª Egea.

Resto de fotografías (todas, cortesía de J. Mª Egea):

  • Foto 2: Construcción de un bancal lasaña en huerto de Puerta Ginesa (Bullas).
  • Foto 3: Visita guiada por el Centro de Agroecología y Medio Ambiente (Bullas).
Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.