Un nuevo estudio revela cuáles son las fases que producen hidrógeno en un sistema de cobre y níquel fotocatalítico y abre una nueva vía para la producción de lo que se conoce como 'energía ecológica', según indica en una nota de prensa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha participado en el trabajo.

El hidrógeno se considera una de las opciones de combustible con más futuro debido a su capacidad de almacenamiento de energía, unas tres veces superior al gas natural, y a la ausencia de generación de contaminantes en su combustión, ya que sólo genera agua en el proceso.

La situación analizada, la fotocatálisis, es una reacción catalítica -es decir, en la que participa un catalizador para aumentar la velocidad de la reacción- que involucra la absorción de luz por parte de ese catalizador o sustrato. En este contexto, la fotocatálisis permite producir hidrógeno mediante un 'proceso verde completo', uno de los principales objetivos de la química moderna, ya que se da en condiciones suaves de temperatura y presión y, además, permite usar la luz solar como fuente energética de la radiación.

El proceso requiere el uso de un semiconductor: bajo excitación lumínica, el material genera especies cargadas que, al llegar a la superficie del mismo, interaccionan con las moléculas y producen la reacción química. En este estudio, los investigadores han trabajado con sistemas de cobre y níquel como elementos activos depositados sobre el semiconductor y han comprobado que la combinación de ambos es más activa que el sistema de cobre o níquel solo.

“Para generar hidrógeno se requiere incluir elementos metálicos en la superficie del semiconductor. Uno de los problemas es conocer la fase metálica activa en el proceso químico, que es complejo en fotocatálisis ya que el volumen de muestra analizado debe ser exactamente el mismo que el iluminado”, asegura el investigador Marcos Fernández-García, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica.

Comprender cómo modula la fase activa de un fotocatalizador su estado de oxidación, tamaño y estructura durante la reacción fotocatalítica es una de las tareas más complejas. “Para el estudio, se calcula la interacción producida entre materia y radiación, además de controlar el volumen de muestra escaneado mediante absorción de rayos X y así asegurar que los resultados de las fases metálicas sean relevantes”, señala Fernández-García. “Se analizan las propiedades de la fase activa en los catalizadores -continúa- en función de la distancia a la superficie. Con ello se estudia el efecto de los reactantes y la luz por separado”.

Dependiendo de la profundidad desde la superficie de la muestra, el estado del metal es diferente. “Bajo la acción simultánea de la luz y los reactantes, los elementos metálicos sufren una transformación, donde se observan fases tanto metálicas como oxidadas. En el sistema bimetálico, el que tiene una fase oxidada más extendida, se generan partículas muy pequeñas de la fase metálica, que se dispersan por todo el sólido. Esa diferencia hace que la producción de hidrógeno aumente entre tres y diez veces, dependiendo de las condiciones experimentales”, concluye Fernández-García.

En el trabajo han participado investigadores del Instituto de Materiales de Sevilla, también del CSIC, y el laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, de Grenoble (Francia), y se ha publicado en la revista Angewandte Chemie.

2018-02-24

  • Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, de Grenoble (Francia). Imagen: CSIC
    Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, de Grenoble (Francia). Imagen: CSIC.