Un pato robot ideado por cuatro jóvenes de Murcia “espía” a las aves invasoras del Segura


Jesús Travel Olmos, Marta Muñoz Martínez, Javier Bascuñana Caballero y Elena García Vázquez posan con el PATO. A la orilla se les han acercado los ejemplares bautizados como Pascual, Tarantino, Max y la Dama Blanca

Cuatro jóvenes estudiantes de Murcia han emprendido una investigación sobre las especies invasoras del río Segura en la que lanzan periódicamente al agua un pato robot, ideado y fabricado por ellos mismos, con el que tratan de ‘infiltrarse’ entre las anátidas autóctonas y los llamados ‘patos criollos’ -alóctonos-, ganarse su confianza y así, a modo de “espía”, analizar su comportamiento. El trabajo les ha supuesto un reconocimiento nacional otorgado por la Universidad de Navarra, que les anima a continuar en sus esfuerzos.

En La Contraparada frente a la acequia mayor Alquibla, en la rampa del Puente de Los Peligros, o en cualquier punto de la mota del río, de cuando en cuando puede verse a los cuatro jóvenes, pato en mano, agachándose hacia el agua. Javier Bascuñana Caballero, Elena García Vázquez, Marta Muñoz Martínez y Jesús Travel Olmos conforman este singular equipo. Todos ellos tienen edades comprendidas entre los 16 y 17 años y estudian 1º de Bachillerato en el Colegio Santa María de La Paz y FP en el IES La Flota, aunque sus comienzos se sitúan unos meses atrás, cuando eran compañeros de clase en el colegio.

Entonces crearon el ingenioso aparato electrónico que han bautizado como ‘P.A.T.O.: Proyecto Acuático Tecnológico de Ornitología’. La idea del “pato espía” surgió en horario escolar, enmarcada en un proyecto de investigación para su clase. Javier tenía experiencia previa en la creación de numerosos inventos, por lo que se puso manos a la obra. Para lograrlo, tuvieron que investigar sobre diseños de barcos a control remoto y diversos ejemplos existentes y, finalmente, el robot se construyó partiendo de un señuelo de caza de un ánade real macho o azulón -especie autóctona (Anas platyrhynchos)- al que incorporaron un motor y una cámara web, oculta en su interior, para poder tomar fotografías y vídeo en el propio río, aproximándose a las aves sin asustarlas.

Tanto la especie como el sexo elegido responden a la escasez de otros señuelos para la caza de patos en España, explican. El diseño, realizado a escala, es una réplica de un azulón joven, de unos 55 centímetros, que exhibe su característico y vibrante tono verde irisado en cabeza y cuello, bordeado por el fino collar blanco; y en la punta del pico luce su ‘uña’ negra. Pecho y popa oscuros, y en las partes centrales el dorso pardo está cruzado por dos bandas alares más castañas. Lleva también el cuerpo gris claro, y el conocido remate de las dos plumas negras rizadas sobre la cola. El característico espejuelo azul en el ala que les da el nombre queda algo disimulado -pues en los machos es más visible en vuelo-. Dos motores de 6 voltios le permiten girar hacia ambos lados. Gracias a que están conectados a un módulo de control remoto, los jóvenes pueden controlar la máquina desde 50 metros de distancia, “aunque sólo lo alejamos unos 10 metros para tener señal en la cámara”, detallan. El aparato no es completamente silencioso: “emite un zumbido cuando uno de los motores está funcionando, pero los patos no suelen sospechar”, se tranquilizan. De hecho, agregan, “algunos incluso sienten curiosidad, como cierta hembra que seguía a nuestro robot. Pero cuando nos girábamos, ella se iba, aunque al virar de nuevo, volvía a seguirlo. El P.A.T.O. es todo un galán”, bromean.

En campo, el trabajo se inicia cuando depositan el aparato en un lugar apartado y lo dirigen hacia un grupo de azulones. Prefieren que el señuelo no esté mucho tiempo en el agua. Suelen trazar una vuelta y luego lo recogen. Esto se debe a que si lo dirigen directamente hacia los patos, éstos se extrañarán de ver a un azulón avanzar abiertamente hacia ellos sin motivo. Aparte, puntualizan, al estar pendientes de los circuitos en cada vuelta minimizan el riesgo de fallos.

Porque aunque trabajan en la distancia, siempre se queda uno de los jóvenes científicos junto al robot por si hubiera algún problema. Una apertura por donde entre el agua puede dar lugar a que se estropee, por eso el interior se revisa en cada suelta. El resto de problemas que ha tenido han sido técnicos, un golpe que ha despegado un motor, la rotura de una pieza y pequeños incidentes similares.

Pero el objetivo de P.A.T.O. no era solo observar a estas aves autóctonas desde una menor distancia, sino analizar si los patos criollos (Cairina moschata) -esos ejemplares grandes, blancos y negros y con una carnosidad roja en la cara- podían llegar a ser agresivos con las especies autóctonas. “Afortunadamente no fue el caso”, avanzan. Asimismo, han podido analizar en profundidad los casos de hibridación y censar a decenas de ejemplares.

Para llegar a ésta y otras conclusiones, el grupo ha trabajado alrededor de medio año haciendo observaciones a lo largo de los 12 kilómetros que hay entre el puente de Manterola, en el casco de Murcia, y La Contraparada, en la pedanía de Javalí Viejo. Con disponibilidad de un solo día a la semana, principalmente la mañana de los sábados, han recorrido decenas de rutas por las dos márgenes del Segura y han atesorado cientos de fotos y de kilómetros. Así han estudiado la fauna de los márgenes del río y censado todos los individuos de patos criollos. Porque todos los que han visto hasta el momento están controlados: a todos les han puesto un nombre, se le ha añadido una breve descripción y se les han adjudicado su geolocalización. A su vez, han elaborado un censo de otras anátidas “mucho menos detallado”, dicen, donde incluyen a los azulones, los gansos y los patos domésticos. En total, han sido “cientos de individuos”. La intención es poder comparar el número de criollos frente al resto de especies autóctonas.

La elección del pato criollo, también llamado pato de berbería y originario de América tropical, se aceptó a propuesta de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), a quienes consultaron antes de iniciar el trabajo. La especie no se encuentra incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio; pero SEO/BirdLife solicitó su inclusión en 2010 y sí se cita en el volumen 'Especies exóticas invasoras de la cuenca del río Segura', de la CARM, dentro del proyecto LIFE Ripisilvanatura. ANSE no tenía ninguna investigación sobre esta ave pero están observando cómo su presencia aumenta en el río Segura, por lo que este análisis podía resultar útil y de actualidad. Así, “aunque también hemos estudiado los patos en general, el criollo se convirtió en el centro de la investigación”, recuerdan. Ahora se encuentran en una fase de revisión y búsqueda de nuevos ejemplares y en la profundización del fenómeno de hibridación, que han podido constatar con este trabajo. De hecho, a los híbridos los tienen bastante controlados, conociéndolos en muchos casos por los nombres con los que los han bautizado. Los datos obtenidos hasta la fecha, al igual que harán con los futuros, ya han sido cedidos a ANSE para que puedan servir de base para próximas acciones. “Esperamos que se sumen a los ya obtenidos por otros equipos de investigación y así colaborar en el registro de las especies exóticas”, apuntan.

Alas de ángel por alimentarse de pan

El estudio les ha llevado a identificar a varios ejemplares de patos criollos principalmente, pero también algún azulón, por unas deformaciones conocidas como ‘alas de ángel’, un crecimiento irregular que conlleva que las alas crezcan desmesuradamente y se separen del tronco del animal. Y así, varios de ellos, han recibido ese apelativo. “Mira, por ahí viene un Ángel”, dicen al verlos llegar. Los jóvenes se han informado de que esta afección es consecuencia de una mala alimentación y una costumbre muy extendida, la de lanzarles pan para que lo coman. “Esto hace que tomen un alimento que es puro carbohidrato y entonces adquieren más energía y crecen más rápido; pero sin nutrientes no se acaban de fortalecer los huesos y el ala se termina doblando hacia el lado contrario, provocando que no puedan volar de forma correcta”, lamentan. Por eso, cuando contemplan una conducta de este tipo suelen informar a los visitantes del río, si bien reconocen que “es un problema bastante complicado de solucionar” y sugieren la idea de que se instale en la zona cartelería informativa al respecto.

HIBRIDACIÓN: CIENCIA CIUDADANA RESPALDADA POR CIENTÍFICOS

El profesor de los jóvenes, Joaquín Soto Aparicio, se puso en contacto con la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) para ver cómo se podría encuadrar una acción de este tipo en la Región de Murcia. De hecho, en ese momento, bajo su batuta había otro grupo de jóvenes investigando sobre vegetación. Ambas iniciativas llegaron hasta María Ángeles García de Alcaraz, ambientóloga de la asociación.

     En relación con las aves, García de Alcaraz ha estado supervisando y asesorando los avances del grupo. De su mano, los jóvenes han tenido la seguridad, por ejemplo, de que P.A.T.O. no contravenía ninguna normativa ambiental y que sería inocuo para la fauna. Desde el principio, les invitó a hacer censos para determinar el número de patos exóticos frente a los autóctonos. “Sobre la marcha empezaron a indagar, hicieron sus fichas para cada uno de los ejemplares exóticos y vieron que había híbridos. Una vez constatada la hibridación, la idea de estudiarlos fue de ellos: hicieron hojas de identificación para cada uno de los ejemplares con el fin de caracterizarlos y ver quién se podía haber mezclado con quién, y han comprobado que la hibridación en la mayoría de los casos, por no decir todos, surge del cruce de ánade azulón y pato criollo”, resume.

     Este pato criollo procede de Sudamérica, y su hibridación con el azulón es un fenómeno “notable ya que puede reducir los efectivos del autóctono, y además las hibridaciones no dan descendencia fértil, por lo que pueden verse mermadas las poblaciones de ánade azulón aquí en el río Segura”, advierte. Destaca también que los jóvenes han visto que en la época de cortejo y apareamiento los criollos tienen una clara tendencia defensiva y territorial frente a los machos de ánade azulón y al final son los que acaban copulando. En los vídeos que han grabado para registrar esa conducta se aprecia cómo “se ponen muy violentos”, apunta.

     Además de que ANSE pueda incluir estos datos en sus inventarios y publicaciones, García de Alcaraz subraya que esta acción demuestra que si alguna persona tiene iniciativas en estos temas, puede verse respaldado por una asociación, como ANSE, para resolver sus dudas y llevar a cabo sus proyectos, “y colaborar así en la ciencia ciudadana, que al final es lo que más importancia tiene”, y que es “un gran ejemplo para otros chavales porque al medioambiente cada vez se le da más importancia pero no está de más que aparte de reciclar y de tener una educación ambiental de base, que se enseña en los centros educativos, se conozca cuál es la biodiversidad que nos rodea y sus problemáticas, y saber que nuestras observaciones y toma de datos pueden resultar muy útiles y con ello también se hace ciencia”, concluye la ambientalista.

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Relación de fotos en el texto:

 Arriba, a la dcha.:

   - Los jóvenes, depositando a PATO en el agua.

   - Primer plano de PATO, con la ventana de la cámara al frente.

   - Un ejemplar de pato criollo (especie exótica).

   - Pareja de azulones (autóctonos).

   - Un pato 'Ángel'.

Arriba, izda.: plano entero de PATO.

Walkiria es otro ejemplar con ‘alas de ángel’, pero que además tiene las extremidades aún en peor estado, con una importante pérdida de plumas, característica que, lastimosamente, permite diferenciarlo a mayor distancia.

Por su parte, Crócoroc es un criollo llamativo con mucha verruga por los ojos, por lo que les ha recordado a un conocido Pokémon, del que reciben el nombre.

Otra curiosidad, detectada principalmente en el parque de La Seda, es la presencia de lo que han dado en llamar ‘pato esmoquin’: ejemplares muy negros pero con la parte del pecho muy blanca. Barajaron en un primer momento si podrían ser resultado de un cruce o, quizá, se trate de alguna especie exótica que ha aterrizado puntualmente en la Región. No sería la primera observación de una rareza, pues ya han dado cuenta de alguna a ANSE.

Los bautizados irónicamente como ‘pato diurno’ son aves completamente negras, híbridos entre criollo y azulón. Y anda por ahí también uno que conocen como 'Pato moteado', mientras que Pascual, Tarantino, Max y la Dama Blanca acuden a la orilla del Auditorio Víctor Villegas para no perderse la cita fotográfica.

“Mira este pato, un día vimos que se estaba comiendo una piedra”. Eso luego lo investigaron y pudieron saber que esas piedras que se comen se llaman gastrolitos, que al tragar se depositan en un saco interno y de este modo les ayuda a la digestión. Y cuando el animal se muere o expulsa las piedras, éstas salen redondas perfectas de tanta fricción “y por eso se cree que los pájaros vienen de los dinosaurios, porque se han encontrado gastrolitos en fósiles de dinosaurios”, cuentan animados.

Todo empezó en el aula

“Lo que empezó siendo un proyecto de investigación para clase, se ha convertido en un aprendizaje continuo sobre la naturaleza y en un hobby semanal”, se felicitan los estudiantes, que a su vez reconocen que “lo que más nos ha sorprendido es que uno de los patos que más se ven, el pato criollo, era invasor”. Además, han tenido que ponerse al día en las necesarias búsquedas bibliográficas que ha implicado el trabajo, tanto sobre el origen de las distintas anátidas exóticas observadas como sobre las especies autóctonas del río Segura y sus poblaciones anteriores al estudio. Asimismo, han aprendido “sobre todo, la función de La Contraparada y de las acequias. Y durante numerosos voluntariados sobre el proyecto GePescArt de ANSE profundizaron en las diversas funciones del regadío del río y su alcance”.

La idea partió el pasado mes de mayo de un profesor inquieto y amante de la naturaleza, Joaquín Soto Aparicio, que imparte clase en el colegio Jesuitinas de Murcia, donde estudiaban los cuatro jóvenes el curso pasado. Soto Aparicio propuso la posibilidad de participar en el 'I Congreso Nacional de Especies Exóticas Invasoras para estudiantes de la ESO', en el marco de la 'Conference on Invasive Alien Species for students (IAS)' organizada por la Universidad de Navarra en colaboración con la Universidad de Murcia. Aunque en un primer momento parte de los miembros del equipo se focalizaron en otras especies -en concreto, en acacias-, finalmente se fusionaron y sacaron adelante el estudio y censo de especies invasoras del río Segura centrado en los patos criollos, que en junio se presentó al concurso.

Mientras que el resto de los participantes aportaron estudios de revisión bibliográfica, Soto Aparicio fue el único que apostó principalmente por un trabajo de campo: quería que salieran fuera y que estudiaran especies, que aprendieran a reconocerlas, que hicieran un conteo... Él les acompañó en las primeras salidas para ver cómo tenía que hacerse el censo, detectar las especies y las zonas que ocupaban, manejar el GPS... y las siguientes rutas las hicieron ellos solos. El proyecto les sirvió para conocer a ANSE y con ello consiguió además que se pusieran en contacto con el mundo de la investigación fuera del ámbito escolar.

El Comité Científico del Congreso admitió la investigación, de modo que tres miembros del grupo se desplazaron durante tres días hasta Pamplona para representar al Colegio Santa María de la Paz y a la Región de Murcia y defender públicamente su proyecto. De entre las 42 ponencias presentadas, obtuvieron el Tercer Premio y la felicitación por el intenso trabajo de investigación de campo llevado a cabo. "El jurado valoró la implicación en kilómetros recorridos, las decenas de salidas, el material fotográfico y el censo", recuerda el profesor, y subraya cómo a los jóvenes encantó la oportunidad de asistir a un congreso y conocer a investigadores de 14-15 años que habían realizado otros proyectos.

"Educativamente se han introducido en un mundo al que no estaban acostumbrados, relacionándose con investigadores. Ha sido brutal el aspecto educativo de participar en un congreso, llevar sus credenciales, preparar una exposición y defenderla ante cientos de personas, responder a preguntas e incluso ellos mismos lanzar cuestiones a otros equipos. Y han aprendido muchísimo sobre muchas especies exóticas invasoras y el mundo de la investigación". Además, le reconocieron que les gustaba "sentirse útiles" y que entendían que podían ser parte del remedio que hay que encontrar frente a las especies exóticas invasores. "Esta parte de la educación me llamó gratamente la atención", concluye el profesor Soto Aparicio.

  
El profesor Joaquín Soto (izda.) y la ambientóloga de ANSE María Ángeles García de Alcaraz (dcha.) han supervisado el desarrollo del proyecto

  
Izda.: Elena y Jesús, estudiando las anátidas en La Contraparada (Foto: Javier Bascuñana). Dcha: imagen de un criollo obrtenido con la cámara de PATO, cortesía de los estudiantes.

  
Izda: el  interior de PATO. Decha: Elena, Jesús y Javier, siguiendo a PATO acercándose a los ánsares

  
La cabeza de los patos azulones macho puede lucir más verdoso o violáceo, según les indice la luz. A la decha: un 'pato esmoquin', híbrido.


Jesús, Javier y Elena con el PATO y el mando que lo maneja, y los ánsares acercándose a la espalda.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.