«Este año ha sido un bombazo en arte rupestre en la Región de Murcia»

Pedro Lucas Salcedo aplica tecnología usada por la NASA en el estudio de Marte para digitalizar pinturas prehistóricas en 3D

Pinturas y grabados de diferentes estilos, trazados en las paredes rocosas de todo el planeta, componen todavía un gran misterio para las civilizaciones actuales. Contienen una información en gran parte aún impenetrable y que los investigadores se afanan por descifrar. En este maremágnum, «este año ha sido un bombazo en la Región de Murcia por el número de cavidades halladas e incluso de abrigos importantes descubiertos», se alegra Pedro Lucas Salcedo, especialista en digitalizar el patrimonio prehistórico con tecnologías avanzadas, algunas de las cuales han sido aplicadas por la misma NASA, y a quien entrevistamos con motivo del día Europeo del Arte Rupestre, que se celebra el próximo 9 de octubre.

Entre los trabajos recientes destaca el estudio del abrigo de Peña Redonda de Blanca y el descubrimiento de Fuente Serrano III, una operación matemática prehistórica y arte paleolítico en Moratalla, localidad que este año ha sumado 12 abrigos nuevos, «dos de ellos bastante destacables, incluso uno con escenas realizadas por tres pintores distintos, en tres tendencias artísticas diferentes». En estos momentos, además, trabaja en importantes investigaciones de grabados paleolíticos, además del Barranco de los Grajos en Cieza, que ha documentado junto a Teresa Fernández y Joaquín Salmerón y, avanza, «va a ser bastante sonado y será divulgado el próximo noviembre».

Para Lucas Salcedo, en estas tierras «quedan muchas cosas por encontrar. Últimamente hemos tenido numerosas sorpresas. Ya cuando empezábamos nos decían que la Región estaba muy trillada y que íbamos a encontrar cuatro cosas, y en estos diez años hemos hallado unas 26 cavidades con pinturas, algunas como Peña Rubia de Caravaca, el abrigo de Justo o Fuente Serrano III, de bastante valor añadido a nivel científico y artístico. Están saliendo cosas muy interesantes», describe esta parte de su trabajo, que realiza en el marco de la Sociedad de Estudios Historiológicos y Etnográficos, de la que es fundador y dirige junto a Teresa Fernández Azorín.

Y es que aunque Murcia no es de las Comunidades Autónomas más extensas «tenemos una gran diversidad territorial, con orografía bastante escarpada en algunos puntos, y las cavidades se cuentan por miles, te las encuentras donde menos puedes esperar». Rescata principalmente el interior de la Región, los paisajes abruptos en las sierras Prebéticas, donde hay zonas más proclives a la formación de abrigos, cuevas y cavidades. Estas oquedades han provisto de un espacio adecuado a toda una serie de grupos humanos, a lo largo de los milenios, para realizar actividades de cazador-recolector, producir alimentos gracias a la agricultura y ganadería, establecer grandes poblados o fundar enclaves como La Bastida o cientos de poblados de la Edad de los Metales. «Todo este territorio es tan grande y tan diverso que puede dar todavía muchas sorpresas», asegura. Calcula que en el último decenio han recorrido alrededor de un 70-80% de las sierras regionales: dependiendo de sus dimensiones, una de estas elevaciones les puede ocupar uno o dos meses de trabajo, registrando los rincones y revisando los sitios. Y el experto no duda: «habrá más abrigos».

En este tiempo, el trabajo no se centraba en descubrir, sino en inventariar, revisar y lograr que estas pinturas no caigan en el olvido. Regularmente, la CARM promueve labores de supervisión de los abrigos; se da un repaso, se corrige, se añaden los nuevos hallazgos y se elabora un catálogo. Hasta el momento han registrado unos 181 abrigos en toda la Región, de los que sólo 84 repartidos en 39 estaciones se corresponden con los pertenecientes al Bien Cultural denominado Arte Rupestre del Arco Mediterráneo, declarado en 1998 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En sus salidas, Lucas Salcedo busca sustratos calizos, que generan esos paisajes kársticos donde proliferan las cavidades en las que los grupos humanos se detienen estacionariamente en la seguridad de un refugio mientras avanzan buscando recursos. Y aquí reside otra de las claves más actuales para localizar enclaves con huella prehistórica: «solo hay que atender a los corredores de fauna que desde el corazón de la sierra del Segura llegan hasta Sierra Espuña y las Tierras Altas, el curso del Segura, o el Altiplano. Precisamente ahora estamos identificando y estudiando estas estructuras, porque los corredores prehistóricos están coincidiendo al 90% con los corredores de fauna», apunta, agregando que el porcentaje restante está ocupado por autovías y carreteras. «Es mucha información que va componiendo un puzle y que a lo largo del tiempo nos va permitiendo identificar y resolver el gran problema que supone el arte prehistórico, pongamos por caso, el arte esquemático», deja caer.

Técnicas de estudio de Marte para el arte rupestre

El arte rupestre y su digitalización para su mejor estudio y comprensión es, precisamente, una de las especialidades profesionales de Lucas Salcedo. Para ello, aplica tecnologías avanzadas, usadas previamente por el Instituto Tecnológico de Massachuset -y que la NASA utilizaba para la lectura de la superficie de Marte-. Alguien pensó que si esa tecnología podía ‘leer’ un planeta a través de un telescopio, ¿por qué no aplicarla a una escala muchísimo menor en un abrigo de arte rupestre? De este modo, podemos tener acceso a observar figuras rupestres que el ojo humano tiene dificultad para identificar.

Se trata de herramientas como la fotogrametría -que define con precisión la forma, dimensiones y posición de un objeto en el espacio- o los GPS, o la toma fotografías digitales de pinturas o petróglifos. Gracias a ello puede documentar con precisión milimétrica una pared, levantar una impresión 3D o elaborar infografías técnicas como calcos, mapas y cartografía, modelos digitales del terreno y acciones similares.

Con la fotografía digital, en concreto, obtiene calcos de mucha precisión para que el observador pueda identificar las figuras de las paredes rocosas, ya que en muchas ocasiones, al llegar a las cuevas no se pueden apreciar bien por el mal estado en que se encuentran, por el cansancio del visitante o debido a otras circunstancias. Gracias a un tratamiento digital de la imagen, es decir: gracias a un calco, se pueden ver esas figuras.

Tras más de diez años desarrollando esta disciplina de documentación gráfica denominada ‘Virtualización del patrimonio’ han conseguido que la Sociedad de Estudios Historiológicos y Etnográficos posea uno de los fondos documentales más extensos de arte rupestre del país. No en vano, han documentado arte rupestre por toda España.

Y en particular, Pedro Lucas Salcedo fue el primer infógrafo especialista en patrimonio en España que desarrolló el calco virtual, que consiste en aplicar los calcos fotográficos sobre un modelo 3D que se puede visionar en vídeo o en un visor. Eso permite producir un audiovisual de una cueva con pinturas que a simple vista no se ven pero que gracias a este tratamiento digital van a destacarse permitiendo observar en detalle la forma de la figura. De este modo, por ejemplo, se puede intentar entender una escena representada en la pared.

Es, así, uno de los pocos especialistas en España que manejan todo los aspectos y herramientas distintas de este trabajo y que sepan aplicarlas a diversos fines, desde la arquitectura a la documentación arqueológica, pasando por la paleontología o el arte rupestre en sus distintas etapas de la Prehistoria.

Estas tecnologías son muy relevantes por el aporte a nivel de precisión: la fotografía digital en 2D destaca detalles en las pinturas, revela figuras que el ojo humano no ve, permite diferenciar superposiciones con mayor claridad… Y en la versión tridimensional descubre cazoletas o petroglifos. «Ahora ha aparecido un grabado que podría ser paleolítico en la zona de Moratalla, que estamos tratando con los sistemas de modelos 3D para poder obtener la infografía correcta y que la gente pueda ver la figura claramente», detalla.

Pero además, contribuyen a las labores de conservación, ya que el uso a lo largo del tiempo de estos modelos 2D y 3D permiten digitalizar y documentar las patologías que afectan a la roca: detectar si aparece una grieta, si avanza el moho, si hay un derrame cálcico -una calcificación- de la propia cueva, si ha pasado una cabra y le ha clavado los cuernos… Y todo ello queda registrado.

Entender el arte rupestre es el reto

LO MÁS IMPACTANTE

A este documentalista no le atrae un estilo en sí: «no es la estilística, sino el volumen gráfico. Lo que más me impresiona es un panel con 60-80 figuras como hay en varios puntos de la Región. Son obras de arte, no puedo decir que me guste más una que otra, pero sí que hay unas más impresionantes que otras: entrar a una cavidad y encontrarte una figura oculada que parece que te está mirando, que es una cosa impresionante, no es igual que hallar dos barras verticales deterioradas, aunque no por ello son menos importantes. El nivel de abstracción o simplicidad no significa que tenga menos valor».

     En todo caso, reconoce que «el lapso del tiempo me ha enfriado mucho y vivo los descubrimientos con menos emoción pero con mayor satisfacción intelectual. La primera vez ni llegaba a entender lo que veía, pero en los siguientes hallazgos parecía que encontraba un monstruo, me quedaba espantado, me parecía impresionante sobre todo porque estaba ante imágenes que alguien pintó hace 4.000 ó 10.000 años que nadie había visto antes».

«Yo no soy buscador de pinturas -cosa que cada vez tiene más afición-», detalla Lucas Salcedo a pesar de haber descubierto numerosos dibujos. No en vano, tiene el “ojo entrenado”: «yo llego a ver cosas que otros no se han dado cuenta pasando por delante. Y por la propia intuición, en media docena de veces, sentir que en un sitio hay pinturas, acercarnos y encontrarte una obra de arte prehistórica», sonríe. Sin embargo, remarca que «creo que el disfrute está en entender todo esto dentro de un territorio y un contexto de la Región de Murcia en varios miles de años». De hecho, «más que buscar arte o yacimientos, lo que queremos es conocer el territorio y analizar las distintas épocas prehistóricas». Así, están especializados en pinturas rupestres, «pero encontramos otras muchas cosas», dice. Porque entenderlo todo en su conjunto y en los distintos contextos es el reto. En este sentido, como técnico especialista se alinea con la actual tendencia de investigar el arte rupestre a través de un equipo multidisciplinar: con la presencia de perfiles como la Geología, Biología, Antropología, alguien entendido en arte, un técnico… Habla, por ejemplo, de incluir un lingüista en el equipo, porque «va a poder identificar muchos aspectos del arte rupestre que quizá a un arqueólogo se le van a pasar». Y defiende que hacen falta más historiadores de Arte o los propios artistas ya que, reivindica, «una persona que ha estudiado Bellas Artes te va a describir mejor que nadie una obra de arte prehistórico».

Así, detalla que el arte esquemático tiene numerosas variedades pictóricas y manos de distintos autores a lo largo de miles de años. «En realidad es arte abstracto, es el mismo desde el Paleolítico al Neolítico Antiguo, al macroesquemático de Alicante, y hasta podríamos referirnos a los Picasso y Miró actuales. No es como el Arte Levantino, que sí está bien definido, con unas características muy concretas, que lo hizo un grupo determinado en una zona del arco mediterráneo en un momento dado. Ahora mismo estamos tratando de desenmarañar el arte esquemático», ahonda. «Hay que entender cómo ha podido llegar hasta nosotros ese lenguaje gráfico trasmitido oral y plásticamente desde el Paleolítico. Hoy creemos que los motivos por los que se hace arte son muy diversos, la figura del chamán pintando las paredes, una interpretación tan afrancesada de los años 80-90, ha quedado ya obsoleta -aunque gusta porque daba mucho juego para interpretaciones de carácter ritual y de conexión con la Antropología Etnografía-. Ahora, los que somos más estructuralistas necesitamos mayores evidencias para afirmar estas cosas. Posteriormente se pensó que las realizaban grupos o familias con distintas culturas de distintas épocas, primero recolectores o pastores y luego grupos de nómadas, hasta los fundadores de los primeros poblados. Pero a día de hoy, a la hora de imaginar quién realizaba las obras de arte, ha cobrado gran relevancia la figura del Pintor, de un artista, una persona especializada en generar arte, posiblemente no sólo a través de la pintura», repasa.

El arte rupestre tiene tirón en la Región, defiende el también gestor cultural y colaborador del Centro de Arte Rupestre de Moratalla. El conjunto de abrigos regionales, con ejemplos como Cantos de Visera en Yecla -las primeras pinturas de arte rupestre que se descubrieron en la Región de Murcia, en 1912-, abrigos de Moratalla, abrigos del Pozo en Calasparra o la Serreta en Cieza, entre otros, atraen a varios miles de personas al año. «El arte rupestre se sitúa entre la segunda o tercera opción turística cultural de la Región, aunque no lo parezca y esté infravalorado. Y es un motor de promoción para las localidades rurales», anima.

Las investigaciones avanzan, y también su repercusión social. Este ha sido un buen año para el arte rupestre regional. Si las inversiones lo apoyan, quizá los próximos también lo sean, y el arte prehistórico pueda así consolidarse como recurso educativo, turístico y de ocio, además de un empuje para economías rurales.

    

Secuencia de trabajo de virtualización del patrimonio en el abrigo de Justo (Yéchar, Mula).

NOTA: Todas las imágenes, cedidas por la Sociedad de Estudios Historiológicos y Etnográficos.

Más vídeos, en el canal de Youtube de la Sociedad de Estudios Historiológicos y Etnográficos

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.