Hoy he visto siete cernícalos juntos en la ciudad. Han surgido todos a la vez, así, sin avisar. A la vez, pero con cadencia de ir cada uno a lo suyo. Daba la impresión de que estaban liándola, bien arriba, con sus vuelos de aquí para allá, de ida y vuelta.

¡Qué gusto verlos!, qué hermosos, con sus colas ahora extendidas, ahora plegadas, mostrando sus alas, apenas unos instantes cernidos, y después avanzando con velocidad.

Ha sido en medio de la ciudad, en el murciano barrio de La Flota. Nos han sorprendido mientras trabajábamos y sólo porque casualmente he levantado la vista al cielo. Si no, al menos en ese momento, ni nos enteramos.

Eran siete, y eso me ha llamado la atención. Estaban bastante altos y su gran número me ha hecho dudar. Puestos a pensar, lo primero ha sido "¿serán primillas en tránsito? (hacen migraciones de hasta 3.000 kilómetros: parten del sur de Europa a finales del verano para invernar en el África subsahariana occidental, y luego volver aquí a hacer sus nidos). A esta distancia imposible distinguir lo poco que sé que los diferencia del cernícalo vulgar: sus uñas claras. Por el sonido habría sido más fácil, pero el poco rato que se han asomado han permanecido en silencio, así que nada.

Luego, más tarde, sentados en un banco trabajando, hemos oído un chillido y, efectivamente, se trataba de un cernícalo vulgar que perseguía a una paloma. Pero no sé si era uno de ellos. ¿Serían vulgares alimentándose de hormigas voladoras en las alturas, como ha sopesado algún experto?, ¿estarían teniendo sus altercados con los hirundínidos -tipo golondrinas y aviones- que parecen apreciarse en las fotografías y cuya presencia, en vivo, me ha pasado desapercibida?

En realidad, eso no me importa.

Lo que me ha sugerido este encuentro es que los cernícalos están aquí. Eso no es raro, suelen estar cerca del hombre. Antes del largo finde festivo, también por La Flota, un ejemplar robusto intentó 'aterrizar' en la acera de una carretera que culmina en la huerta, con su presa entre las garras, y, sobresaltado por nuestra presencia, apenas rozó el suelo y volvió a salir al viento. Así que los cernícalos están aquí, siempre urbanitas, ¡pero hasta en grupos de siete!

Y he recordado que, durante el pasado confinamiento, más de un vecino compartió en las redes, asombrado y feliz, que había visto un cernícalo cruzando la ciudad.

Y es que no miramos más allá de nuestras prisas: ni al cielo, ni al río, ni a la huerta, ni al parque. Y allí está la vida salvaje, urbanita pero silvestre, para regalarnos escenas de esta belleza. Por eso, propongo no esperar al confinamiento para observarlas y darles el valor y el respeto que se merecen.

Hoy he visto siete cernícalos en La Flota, en medio de la ciudad, sobre nuestras cabezas, y me ha alegrado el día.

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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2020-11-04

 

  • Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia
    Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia.
  • Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia
    Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia.
  • Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia
    Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia.
  • Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia
    Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia.
  • Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia
    Parte del grupo de cernícalos que hoy han sobrevolado La Flota, en Murcia.