¡Estupenda noche la de ayer buscando camaleones!

Anoche nos fuimos al censo nocturno de camaleones que tuvo lugar en el Parque Regional de El Valle y Carrascoy, en la provincia de la Región de Murcia; en una de las muchas actividades que incluimos habitualmente en nuestra agenda y de las que, de cuando en cuando, hablaremos en este blog.

Nos juntamos unas 40 personas, incluidos varios niños que, por cierto, suelen disfrutar sobremanera del descubrimiento de un camaleón. Si tienes peques, toma nota. Por cierto, había gente de todo tipo: con muchísima experiencia, otros acostumbrados a ver camaleones sin buscarlos, gente que solo los había visto en terrarios, novatos... de todo. Como de costumbre -porque no es nuestro primer censo-, los niños disfrutaron un montón de la actividad y a la hora de irse estaban empeñados en visitar de nuevo a uno de los ejemplares. Por nuestra parte, creemos que este tipo de actividades supone una inmejorable manera de fomentar un primer contacto de los menores con la naturaleza. La noche, las linternas, el rastreo entre las ramas... tiene para ellos algo de misterio, de investigación policial... en definitiva, de aventura.

Ojo, que ver un reptil de estos en la osucridad no es fácil. Ya desde la charla inicial, Rubén Vives, de Ecologistas en Acción, entidad que convocaba el censo, nos advirtió de que podía ocurrir que no viéramos ninguno. Afortunadamente no fue así, aunque el buen ambiente habría compensado la pequeña decepción. Tras él, Pablo Perales, de SEBI, la otra entidad organizadora, nos dio datos sobre el animal y solventó algunas dudas.

Después nos guiaron hasta un árbol en el que ya sabían que había un camaleón y localizarlo fue la primera prueba. Dio con él una chica, señalando hacia arriba con su linterna casi vertical. Era un adulto verde, prácticamente del mismo color de las hojas que lo rodeaban. En nuestra experiencia en censos nocturnos hasta el momento los habíamos visto mucho más pálidos, reflejando intensamente la luz de los focos. Pero éste no.

El censo nocturno es muy divertido. Divididos en dos grupos, estuvimos cerca de dos horas rebuscando en los pinos y en los eucaliptos -estos árboles les gustan, había contado Rubén- y escudriñando desde la base hasta buenas alturas, porque nos avisaron de que podían estar muy arriba en el árbol. Así que ahí nos fuimos dispersando, apuntando linterna arriba, linterna abajo...

Nuestro grupo no tuvo suerte. Vimos algún pájaro oculto entre las acículas, insectos muy chulos y una salamanquesa tan mimetizada con el gris del tronco que si no se mueve ni me entero de que estaba allí. Y lo de siempre, que crees que has visto algo que puede ser un camaleón... pero no. Y es que las hojas sueltas de eucalipto enredadas en las ramas, con su color blanquecino y su peciolo retorcido a modo de cola de camaleón se traen mucho parecido con el reptil, y si a eso le sumas las ganas de encontrar uno, pues lo que tenemos es una pareidolia: el cerebro está hecho para identificar cosas que conocemos. De pareidolias, los aficionados a las naturaleza solemos completar una divertida colección a lo largo de nuestra vida.

Finalmente, nos llamaron del otro grupo, donde habían localizado dos individuos, uno pequeño y un adulto, en diferentes árboles, porque los camaleones son muy territoriales. El pequeño, por lo que me dijeron, lo había encontrado una chica por casualidad, cuando se sentó en una piedra a descansar. Por cierto, de nuevo verde. Y el adulto, más blanquecino, se había agarrado a unas ramillas desnudas. Quizá por eso lo del color... aunque en los camaleones, el color es más un lenguaje, una forma de comunicarse, que una estrategia de defensa. Su estrategia de defensa es permanecer quietos.

Y eso aprovechamos para hacer unas fotos aquí, otras allá, y listo. Sin molestarlos más de lo imprescindible, a pesar de ser una buena cantidad de gente.

Los datos de anoche se incluirán en el censo que están llevando a cabo Ecologistas en Acción de la Región de Murcia y SEBI. Con estos y otros similares que se están recogiendo en otros parques regionales, los gestores de estos espacios naturales se harán una idea de la evolución de las poblaciones de este animal y todos sabremos más sobre aspectos como el crecimiento de los grupos o la expansión hacia nuevos territorios.

A nosotros nos sirvió para echar un buen rato, conocer mejor a este simpático saurio y, de paso, también para mirar al cielo estrellado en una noche magnífica.

Y, recuerda, si ves un camaleón, no lo muevas de su sitio. Sólo si te parece que está malherido o en peligro, puedes avisar al 112 o llevarlo al Centro de Recuperación de Fauna de El Valle.

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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2017-09-23