Las pequeñas crías de la tortuga boba que anidó en Calblanque y que ahora están creciendo en las instalaciones del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), en San Pedro del Pinatar, contarán con generadores de calor para controlar la temperatura del agua que el centro incorporará en breve, según informa la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia en una nota de prensa.

La temperatura es uno de los factores clave para el desarrollo de esta especie, tanto cuando aún están dentro del huevo, como en su época adulta. Durante la anidación o tras la emergencia, las hembras y los neonatos no soportan la exposición al sol ni el calor diurno, muriendo rápidamente si se desorientan en su camino al mar. En el mar, las tortugas son capaces de mantener la temperatura corporal ligeramente por encima de la del agua mientras nadan o reposan. Según diversos estudios, la flotación o natación cerca de la superficie en días soleados también podría contribuir a mantener temperaturas corporales más altas que las del agua. A pesar de ello, es frecuente encontrar tortugas con hipotermia en épocas muy frías o de cambios ambientales bruscos, o bien en tortugas que se desplazan a latitudes de aguas frías, y en algunos casos se han observado tortugas juveniles en las playas y se ha considerado la posibilidad de que estuvieran termorregulándose fuera del agua. Se han observado varamientos en Andalucía de tortugas bobas de pequeña talla debidas a las bajas temperaturas del agua, según se recoge en informes especializados del MNCN.

Así, el objeto de esta iniciativa es que, en el caso de producirse un descenso de la temperatura del agua, ésta no llegue a situarse por debajo de un mínimo requerido. El umbral será establecido por el personal responsable del mantenimiento biológico de esta especie (Caretta caretta).

La Estación de Acuicultura Marina del Imida alberga parte de los ejemplares nacidos el pasado verano en la playa de Cala Arturo, en el Parque Regional de Calblanque. De los 66 huevos que depositó una tortuga boba en la arena, nacieron finalmente 21 criaturas, de las cuales 11 se encuentran en las mencionadas instalaciones del Imida, centro dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente.

El resto fueron trasladadas al Centro Oceanográfico de Valencia para seguir el programa de crecimiento e introducción head starting, establecido como estrategia general para la gestión de los episodios de nidificación en las costas españolas. Aquí, y durante un año, aproximadamente, las pequeñas tortugas serán alimentadas en el ARCA del Mar de Valencia, donde se estudiará la evolución y comportamiento de esta especie que se encuentra amenazada, ahora también por la basura marina, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

La cría y desarrollo de las tortugas permite que alcancen una mayor envergadura y fortaleza, lo que les otorga más y mejores defensas frente a sus depredadores. Así, se ha comprobado que de los diez quelonios que fueron enviados al mar en noviembre de 2017, después de un año en el ARCA del Mar, logró sobrevivir el 90 por ciento, lo cual supone un éxito para la conservación de la especie, dado que se estima que en condiciones naturales solo sobrevive una tortuga de cada mil que nacen.

Seguimiento de los ejemplares

Respecto a los ejemplares que se encuentran en las instalaciones del Imida, se realiza un control diario de su alimentación, aportando dos tomas al día de una papilla que cubre todas sus necesidades nutricionales. También de forma diaria, se lleva a cabo un control de temperaturas (ambiental y del agua), así como de las condiciones generales de mantenimiento.

Con periodicidad semanal, se pesa cada animal de forma individual, con el objetivo de mantener un estricto control sobre la ganancia de cada ejemplar y su estado de forma. Nueve de los ejemplares superan ya los 300 gramos de peso, quedando dos de ellos algo por debajo de esa cifra.

Mensualmente se realiza una toma de datos biométricos, que contribuyen a mantener el control sobre el desarrollo de estos 11 ejemplares. La finalidad es que todos consigan ser devueltos al medio natural en las mejores condiciones, con una tasa de supervivencia muy superior a la que se da de forma natural entre los individuos de cualquier puesta de esta especie.

2020-03-01

  • Ejemplares de tortuga boba durante su etapa de recuperación y crecimiento. Imagen: CARM
    Ejemplares de tortuga boba durante su etapa de recuperación y crecimiento. Imagen: CARM.