El mamífero con el que más se trafica en el mundo es una criatura poco conocida: el pangolín, un pequeño animal que habita en África y Asia y que es fácilmente reconocible por su armadura llena de escamas, característica que, precisamente, está en el origen de su persecución, según informa la organización conservacionista WWF en una nota de prensa en la que recuerda que hoy se celebra el Día Mundial del Pangolín.

Se trata de un animal original por ser el único mamífero del mundo con escamas, motivo por el que en ocasiones ha sido apodado como “alcachofa andante”, y a su vez está amenazado por el mismo motivo, ya esas pequeñas láminas que recubren su cuerpo son utilizadas en la medicina tradicional por sus supuestos efectos en la cura de enfermedades de la piel. Además, su carne se considera una exquisitez en algunas regiones de China, donde se cree que nutre los riñones.

Cuando se sienten amenazados por un potencial depredador, estas curiosas criaturas se recogen formando una bola acorazada, una medida de protección ineficaz frente a su principal amenaza: la caza furtiva.

Los pangolines son víctimas del comercio ilegal a gran escala. Esta amenaza fue subrayada recientemente con una gran incautación de más de treinta toneladas de partes de pangolín en Malasia y de ocho toneladas de escamas en Hong Kong, procedentes de Nigeria. Poco después, a esta masacre se sumaba otra gran incautación en Uganda.

Pero "estos casos son solo algunos de los ejemplos más recientes de tráfico a los que se enfrenta este animal. De hecho, se estima que cada año se trafican con 20 toneladas de escamas. En las últimas décadas, la demanda de pangolines, y la consecuente caza para satisfacerla, ha aumentado de forma drástica, lo que ha llevado a este mamífero único hasta una situación crítica", advierten desde WWF.

Como las cuatro especies de pangolín de Asia están en declive -se considera que al menos el 80% de los pangolines asiáticos han sido víctimas de la caza furtiva-, los traficantes están apuntando cada vez más a las cuatro especies de África. En la actualidad, las ocho especies están protegidas y dos de ellas clasificadas como “en situación crítica”.

En 2016, el Convenio Cites, que implica a más de 180 países, alcanzó un acuerdo para prohibir totalmente el comercio de pangolines, un gran paso para proteger a la especie de la extinción. Sin embargo, el tráfico ilegal continúa.

La entidad, que recalca la amenaza que supone el tráfico de especies para la supervivencia de este desconocido mamífero y de otras especies, trabaja a nivel mundial para proteger a la fauna salvaje del daño que causa este sangriento negocio sobre la naturaleza. En España cuenta con la campaña STOP Tráfico de Especies en la que los ciudadanos pueden comprometerse y pedir al Gobierno que tome medidas para acabar con este crimen, y que ya cuenta con más de 114.000 apoyos.

Los elefantes y los rinocerontes suelen ser la cara más visible del comercio ilegal de animales salvajes, pero el mamífero con el que más se trafica es una criatura mucho menos conocida: el pangolín.

2019-02-17

  • Un pangolín. Imagen: Photoshot License LTD / Alamy Stock Photo / WWF
    Un pangolín. Imagen: Photoshot License LTD / Alamy Stock Photo / WWF.
  • Escamas de pangolín. Imagen: TRAFFIC / WWF
    Escamas de pangolín. Imagen: TRAFFIC / WWF.